La rehabilitación quedo a cargo de la arquitecta Virginia del Barco, quien decidió eliminar todas esas capas extras que se fueron añadiendo con el tiempo, con el fin de devolverle al espacio su escala original. Para conseguir una mayor amplitud y fluidez a la vivienda, se decidió unificar en único ambiente las zonas de estar, comedor y cocina. Esta se organiza en torno a una gran isla central, en color negro y cuyo tamaño evocan a una escultura tallada en granito. A la vivienda se le añadió una estancia para zona de estudio, para esto se tuvo que dividir uno de los brazos de la “L” que conforma el amplio espacio del estar-comedor a través de una mampara de madera de haya y vidrio.
Por otro lado en el dormitorio principal donde había un armario estrecho y oscuro se convirtió en un agradable baño Spa con revestimiento de microcemento ocre, vidrio translucido que aporta luz natural y paneles de madera. El toque formal que se le dio a la vivienda fue 100% contemporáneo. Para conseguir una imagen unitaria se realizo también el diseño de toda la carpintería y mobiliario fijo, dentro de las cuales destaca la celosía formada por pletinas de acero que separa el vestíbulo de entrada a la cocina.
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